Es una de las enfermedades que con más frecuencia produce importantes déficits en la función visual, situándose entre las principales causas de ceguera en todo el mundo.
Se caracteriza por una elevación de la presión intraocular hasta un nivel que produce un daño irreversible en las fibras del nervio óptico.
Las fibras del nervio óptico se dañan cuando la presión intraocular se eleva por encima de un nivel que es variable de unos individuos a otros. Si esta presión se mantiene durante mucho tiempo o alcanza cifras muy altas, estas fibras se pueden dañar de forma irreparable y la pérdida de visión se hace irreversible.
Cuando la totalidad de las fibras del nervio óptico se han dañado se pierde por completo la capacidad de transmitir imágenes al cerebro, encontrándonos ante la ceguera total.
Causas
Por el interior del ojo circula un líquido llamado humor acuoso, encargado de la nutrición de las estructuras internas del ojo. Dicho elemento cumple una función similar a la sangre, aunque tiene la ventaja de ser transparente, lo que permite que la luz pase a través de él.
Por el interior del ojo circula un líquido llamado humor acuoso, encargado de la nutrición de las estructuras internas del ojo. Dicho elemento cumple una función similar a la sangre, aunque tiene la ventaja de ser transparente, lo que permite que la luz pase a través de él.
El humor acuoso tiene un sistema de producción y otro de evacuación. El equilibrio entre ambos sistemas permite mantener constante la presión intraocular. Si como consecuencia de algún fallo en estos mecanismos entra más líquido del que puede salir del ojo, la presión se eleva y el nervio óptico comienza a dañarse.
Tipos
Los más frecuentes son:
Los más frecuentes son:
Glaucoma Congénito: Se produce como consecuencia de un desarrollo defectuoso de las vías de salida del humor acuoso. En las primeras semanas o meses de vida el niño presenta lagrimeo y fotofobia (no puede mantener los ojos abiertos cuando hay luz). La cornea va perdiendo transparencia y se ve blanquecina, simultáneamente, por el aumento de presión en su interior, va aumentando de tamaño.
Glaucoma Crónico de ángulo abierto: Es el más frecuente de todos los glaucomas. Se produce por el deterioro progresivo del sistema de eliminación del humor acuoso, que de una forma natural se produce con la edad, pero en este caso se exagera hasta perder la capacidad de mantener una cifra normal de presión intraocular. La enfermedad se presenta de una forma muy lenta, sin producir síntomas detectables por la persona que lo sufre.
Glaucoma Agudo o de ángulo cerrado: Esta forma es conocida por presentarse de manera brusca, con gran dolor y notable disminución de la visión, visión de halos coloreados alrededor de las luces, e incluso sensación de nauseas, vómitos, etc. Se produce por el cierre brusco de las vías de eliminación del humor acuoso, como consecuencia de que por la forma especial del ojo de estas personas el ángulo a través del cual se ha de eliminar este líquido es excesivamente estrecho y es posible que las paredes de este ángulo se pongan en contacto, obstruyendo por completo el paso. Esto trae como consecuencia la rápida elevación de la presión y el intenso dolor (dolor de clavo)
Población en riesgo
Se denomina así a las personas que poseen uno o varios factores que predisponen a la enfermedad. Los más importantes son los siguientes:
Se denomina así a las personas que poseen uno o varios factores que predisponen a la enfermedad. Los más importantes son los siguientes:
- Antecedentes familiares de glaucoma.
- Edad: es más frecuente en personas de edad avanzada.
- Miopía.
- Diabetes.
- Tratamientos prolongados con corticoides.
- Enfermedades cardiovasculares.
- Traumatismos o intervenciones quirúrgicas oculares.
Tratamiento
Las posibilidades de tratamiento son mayores cuanto más precoz sea el diagnóstico; de ahí la importancia de las revisiones oftalmológicas periódicas, pues al ser una enfermedad asintomática, la forma de descubrirla es hacer hincapié en este aspecto.
El tratamiento tiene como objetivo conservar la visión y el campo visual tal y como estaban en el momento del diagnóstico, pues hoy es imposible la regeneración de las fibras del nervio óptico que ya estaban atrofiadas. La progresión del daño al nervio óptico se evita manteniendo la presión intraocular en cifras normales.
Fuente: Cilsa.org
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